Alimentación sana y atractiva en la tercera edad
Durante la vejez se producen modificaciones fisiológicas que afectan en gran medida a la alimentación. Los cambios en la salud oral o en el aparato digestivo pueden requerir cambios en las texturas de los alimentos para minimizar riesgos y favorecer una ingesta suficiente y eficaz. Laura González, responsable de nutrición y salud de Nestlé, nos da las claves para una alimentación saludable en esta etapa de la vida

Consumir alimentos que faciliten su ingesta y líquidos para mantener la hidratación es fundamental en la tercera edad/IGOR KOVALENKO
Las principales disfunciones que pueden aparecer durante la vejez son en la salud oral. “Es común que se produzca la disminución del flujo de saliva originando sequedad en la boca, además de la pérdida de piezas dentales, por lo que aumenta el uso de prótesis dentales, disminuyendo la eficiencia en la masticación”. En España casi el 40% de los ancianos tiene una pérdida dental grave.
Pautas para alimentarse en la tercera edad
En general hay que mantener una alimentación variada y equilibrada, como siempre, para asegurar un óptimo aporte de nutrientes y adaptar la energía suministrada al menor gasto energético que conlleva el envejecimiento y la reducción de la actividad física. “El objetivo de una adecuada alimentación en la persona adulta mayor es mantener un óptimo estado de salud que permita cubrir las necesidades nutricionales para evitar deficiencias, mantener el adecuado peso corporal, retardar la progresión de enfermedades relacionadas con la nutrición”.

Los cambios fisiológicos comentados por Laura González originan, en numerosas ocasiones, una modificación de la dieta habitual como el abandono o disminución del consumo de alimentos proteicos, principalmente las carnes por la dificultad en la masticación, y esto contribuye la pérdida de masa muscular y además aumenta el riesgo de anemia a causa del déficit tanto de hierro como de vitamina B12.
Ejercicio físico
El ejercicio físico también es fundamental en esta etapa. Tener un día activo y realizar 30 minutos diarios de actividad física es fundamental. “Por ejemplo salir a caminar, nadar o algún deporte que sea de intensidad moderada y siempre que agrade a la persona. Cualquier ejercicio es mejor que nada, eso está claro, aunque se realice por periodos de 10 a 15 minutos”.

También señala que si existe alguna limitación física es importante consultar a un profesional de la salud para realizar los ejercicios apropiados a la condición de cada uno.
Hidratación
Con la edad la sensación de sed disminuye y, por tanto, aumenta el riesgo de deshidratación. Por eso es muy importante beber agua a intervalos regulares aun sin tener esa sensación de sed.

“El agua es esencial para el buen funcionamiento de los riñones, evita la deshidratación, mantiene la temperatura corporal normal y ayuda a la digestión”. Se recomienda aproximadamente consumir un aporte hídrico de un litro y medio al día aunque no se tenga sed.
Para facilitar esta tarea la experta propone alternativas al agua como las infusiones o el café descafeinado. “De hecho, en el almuerzo y en la merienda se puede optar por infusiones”.
Sacado de:
https://www.efesalud.com/alimentacion-sana-tercera-edad/















